COLUMNISTA PERIODICO LA TARDE
Cada viernes a eso de las siete de la noche sucede en la ciudad un acontecimiento que se puede calificar de extraordinario, ya que el fenomeno de ver a un publico cautivo en estos tiempos en que la capacidad de asombro ha perdido terreno, es de por si gratificante.
Los Viernes del teatro es un programa exitoso que ha permitido formar espectadores para las artes escénicas en el que doce grupos pertenecientes a la asociación APGAE, y otros invitados, son los encargados de crear una programación semanal llena de cuerpo, gesto y vida. Esto sucede en el sótano del teatro _Santiago Londoño en una pequeña sala que acoge obras simples y complejas de montar. En ese lugar no solo las personas acceden a nuestras expresiones teatrales, sino que los grupos locales afinan sus posibilidades estéticas tras cada función y adquieren asi un discurso propio que puede representarnos en el ámbito nacional e internacional.
Cada viernes hay un promedio de cien espectadores, eso quiere decir que al año asisten aproximadamente cinco mil personas, sin contar con los que acuden al Festival Intercolegiado de Teatro. Esto en una ciudad cuyos fines de semana son de trago, ropa y comida, ya es un enorme logro.
El Instituto de Cultura de Pereira, que bien apoya la iniciativa, debe considerar en institucionalizar este programa, y lograr que los artistas escénicos accedan con facilidad a la otra sala, la principal del Teatro Santiago Londoño, para que puedan provocar la asistencia de un nuevo publico a costos accesibles. El problema radica en que por alguna ley neo liberal, impuesta hace años, a un grupo local se le cobra mas de 1.300.000 pesos por función en este escenario, o 950 mil pesos si este no cobra su abono de apoyo, es decir que el grupo de teatro local esta en la obligación de pagarle al municipio el uso de espacios que fueron creados para permitir el desarrollo de las artes escénicas en la ciudad, obligandolos a tener una infraestructura imposible de mercadeo, promoción y producción, ya que la falta de políticas de apoyo en ester sentido, impide las condiciones para lograrlo.
Ciertas obras de Los Viernes del Teatro se deben dar en la sala principal, el presentarse en un espacio así es una oportunidad para que los artistas amplíen el imaginario de los alcances técnicos de sus montajes, convoquen mas publico, se visualicen en otros escenarios importantes y ante todo que el espectador disfrute y se sienta cómodo viendo un buen espectáculo. Quizás de esa manera se logre convocar a algunas empresas privadas y ganemos una agenda cultural de calidad para el desarrollo dela ciudad.
Les recuerdo que nuestros actores y directores no solo deben enfrentarse a diario con el hecho de que el teatro es una profesión sin mayores posibilidades económicas, sino verse atrapados en pequeñas jaulas que les impide el vuelo de sus obras. Y aunque el Viernes del Teatro no ha mostrado que desde las limitaciones se puede crear, ser recursivos y despertar emociones, no alcanzo a imaginar la magia que puede llegar a suceder en esta ciudad cuando el artista tenga una plataforma optima de despegue para sus sueños.
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